A menudo se tiende a confundir los términos Asperger, Autismo y TEA. El Síndrome de Asperger forma parte de los Trastornos del Espectro Autista (TEA). Por lo tanto, la pregunta de si es lo mismo que el Trastorno de Espectro Autista es errónea, ya que el Síndrome de Asperger (AS) es simplemente una de sus variantes.
ASPERGER
La persona con AS muestra dificultades en la interacción social y en la comunicación, y suelen tener intereses y habilidades especiales en áreas muy restringidas. Su lenguaje se desarrolla con normalidad, pero tiene problemas para usarlo con un fin comunicativo y social. Por otra parte, tienen un aspecto e inteligencia normal o incluso superior a la media.
El síndrome de Asperger es un trastorno dentro del autismo y se ha diferenciado muy recientemente del autismo típico, aunque se mantiene dentro del espectro autista. Todavía existe poca información sobre el pronóstico de estos niños, a quienes se denomina ‘autistas de alto rendimiento’.
El motivo es que se considera que, los niños con Asperger, comparados con otras formas de autismo, cuentan con mayor probabilidad convertirse en adultos independientes y llevar una vida absolutamente normal. Esto es más frecuente cuando esos adultos tienen un trabajo o una profesión que está relacionada con sus áreas de interés, pudiendo ser muy competentes.
AUTISMO
En el autismo, todas las alteraciones son muy evidentes en los tres primeros años de vida, mientras que en los niños con Asperger (aunque se encuentre dentro del espectro autista) no existe evidencia de retraso cognitivo y, en su gran mayoría, tienen una capacidad intelectual por encima de lo normal.
En muchas ocasiones el diagnóstico se realiza en la adolescencia o más tarde, aunque muchos padres empiezan a detectar que su hijo tiene síndrome de Asperger cuando tiene entre dos y siete años.
Las principales características son: un desarrollo social anormal (tienen muy pocos amigos o ninguno), un uso del lenguaje extraño (inventan palabras, repiten frases o aprenden a leer por sí mismos) y la presencia de rutinas y rituales (comer siempre en un mismo plato o interesarse por un tema de forma desorbitada).
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Lenguaje. Los autistas presentan retraso en el lenguaje, en cambio los niños con Asperger hacen gala de un vocabulario sorprendente porque llega a ser incluso pedante o demasiado culto, que se nota más cuando hablan de algún tema que está muy relacionado con el tema por el que estén interesados.
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Movimientos. La torpeza de movimientos parece ser más característica del síndrome de Asperger, aunque no hay un consenso de los expertos sobre este rasgo y, además, la variabilidad de las alteraciones entre los afectados en muy alta.
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Memoria. Los niños con Asperger son muy capaces para el almacenamiento de muchos detalles, suelen presentar una buena memoria de repetición, pero su principal problema es su falta de capacidad para integrar toda esa información.